La
energía siempre fluye hacia el objeto del amor.
Siempre que sientas
energía estancada en algún lugar, ése es el secreto para hacerla fluir:
encuentra un objeto de amor. Cualquier objeto servirá; es sólo una
excusa.
Si tocas un árbol con mucho amor la energía empezará a fluir,
pues ésta se precipita hacia donde quiera que haya amor.
Es
simplemente como agua corriendo cuesta abajo: donde quiera que esté el
mar, el agua siempre busca el nivel del mar y se sigue moviendo.
Donde quiera que haya amor, la energía busca el nivel del amor y se
sigue moviendo.
El masaje puede ayudar si se hace con mucho amor.
En
realidad cualquier cosa puede ayudar.
Coge una piedra con la mano con amor y atención profundos. Cierra los
ojos y siente un amor inconmensurable por la piedra, gratitud porque
existe y porque acepta tu amor.
De pronto lo verás: hay una pulsación y
la energía se está moviendo.
Poco a poco verás que no tienes necesidad
de un objeto real, sino tan sólo la idea de que amas a alguien, para que
la energía comience a fluir.
Después puedes incluso abandonar esa idea:
limitate a ser afectuoso y la energía estará allí fluyendo.
El amor es
flujo, y siempre que estamos congelados es porque no amamos.
El amor es calidez, y el congelamiento no puede darse si hay calidez.
Cuando no hay amor, todo está frío.
Empiezas a sentirte bajo cero.
Una de las cosas más importantes que hay que recordar es que el amor es
cálido, como el odio; la indiferencia es fría. Incluso cuando odias
empieza a fluir la neregía.
Aunque, por supuesto, ese flujo es destructivo.
Con el enojo, empieza a
fluir la energía; por esa razón la gente se siente bien después del
enojo: algo ha sido liberado.
Es muy destructivo, pero aunque podría haber sido creativo si hubiera
sido suscitado por medio del amor, es mejor que no haber sido expresado.
Si eres indiferente, no fluyes. Entonces algo que disuelva tu hielo y te
caliente es positivo. No es el masaje lo que funciona: es tu
dedicación, tu amor.
Ahora trata de hacer lo mismo con una piedra:
simplemente masajéala y observa qué pasa, y sé afectuoso. Inténtalo con
un árbol; cuando percibas que está sucediendo limítate a sentarte en
silencio e inténtalo. Recuerda a alguien que quieras; un hombre, una
mujer, un niño o una flor. Recuerda esa idea y de repente verás que la
energía está fluyendo.
Entonces deja también esa idea.
Un día simplemente siéntate en silencio
siendo afectuoso, sin dirección, sin que sea para nadie en particular.
Sólo siéntate en silencio con un ánimo afectuoso y verás que está
fluyendo.
Entonces ya conoces la llave.
El amor es la llave. El amor es el flujo.
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